Columna de Augusto Alvarez Rodrich.

Una relación envenenada que se definirá el domingo 16.

La colorida inscripción de ayer de la plancha aprista camufló la procesión que aún va por dentro y que se definirá el próximo domingo cuando, finalmente, se conozca si Jorge del Castillo será candidato al Congreso, en una semana que será mucho más tensa que la previa.

Cerca de los miembros de la plancha, aunque a distancia prudente, iban el ex premier y su combo, queriendo proyectar la imagen de que, luego del documento exhibido el sábado a Mercedes Aráoz sobre su situación patrimonial, y de una entrevista ofrecida horas antes en RPP en la que Del Castillo disertó cómodamente sobre el tema, ya estaba habilitado para ser candidato pues había despejado toda duda sobre su honestidad.

Con el fin de reforzar esa sensación, un líder aprista de ‘prestigio indudable’ como Carlos Arana anunció, simultáneamente, que ya estaba confirmado que Del Castillo encabezará la lista parlamentaria aprista luego de que presentara un informe financiero del Ministerio Público que concluye –según el ex premier– que no se le encontró algún desbalance patrimonial.

Por último, está la declaración del ‘gran jefe chuponeador’, Manuel Ponce Feijóo, que alude al audio de una conversación entre Del Castillo, Rómulo León y Fortunato Canaán sobre el financiamiento de la candidatura del primero pero que ya no estaría en el expediente de un proceso judicial que ha sido un desastre y en el que han desaparecido, interesadamente, parte crucial de las pruebas. Pero, según el ex premier, no se le puede creer a alguien que está en la cárcel.

Así están las cosas. Del Castillo tiene ahora una semana para obtener una posición final del Ministerio Público –que no es, obviamente, el documento mostrado el sábado– sobre su situación judicial. El plazo vence horas antes del próximo domingo 16 de enero cuando se defina la lista de candidatos al Congreso. La palabra la tiene, entonces, la fiscal Gladys Echaíz.

Si, finalmente, ella declara que no cabe una acusación, Aráoz habría quedado desairada y los miembros de la Dirección Política del Apra, quienes conocen al ‘compañero’ Del Castillo desde hace décadas, quedarán como unos resentidos guiados por el odio hacia alguien tan limpio que sería todo un ejemplo para ellos.

Y si Del Castillo no obtiene ese salvoconducto en el plazo de una semana, pero igual ejerce presión para ir en la lista –en el puesto 1, 18 ó 36–, pondrá a Aráoz en la disyuntiva de tener que elegir entre ser la ‘candidaza’ presidencial del Apra o proclamar ‘¿indisciplina, compañeros!’ y renunciar a la candidatura, que es lo que correspondería.

El tema de fondo, sin embargo, es que la relación entre Aráoz y Del Castillo ya está envenenada y que, además de la elección 2010, el Apra estaría perdiendo la oportunidad de dejar de ser percibido como un partido profundamente afectado por la corrupción.